Resistencia a la insulina: alerta temprana de diabetes
- fussionvipmagazine
- 31 oct
- 2 Min. de lectura
Por Ysabel Parra
Por años, la insulina ha sido una heroína silenciosa en nuestro cuerpo. Esta hormona, fabricada por el páncreas, es la llave que abre las puertas de nuestras células para que la glucosa, el azúcar que obtenemos de los alimentos, entre y se transforme en energía.
Pero ¿qué pasa cuando esa llave deja de funcionar correctamente? Ahí comienza una historia que, en millones de personas, se escribe sin síntomas y sin aviso: la resistencia a la insulin
En Estados Unidos, 1 de cada 3 personas tiene prediabetes, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Es decir, millones de personas viven con niveles de azúcar en sangre más altos de lo normal, pero todavía no lo bastante elevados para ser considerados diabetes.

“La resistencia a la insulina es un proceso silencioso que puede desarrollarse durante años antes de manifestarse como diabetes tipo 2”, explica la Mayo Clinic. “En esta fase, las células del cuerpo dejan de responder adecuadamente a la insulina, lo que obliga al páncreas a producir cada vez más.”
La doctora Eleanna De Filippis señala que, para entender la resistencia a la insulina, primero es necesario conocer la función de esta hormona. La insulina es producida por el páncreas y permite que la glucosa entre en las células para ser utilizada como fuente de energía. Sin embargo, cuando el cuerpo se vuelve resistente a su acción, la glucosa se acumula en la sangre, lo que puede derivar con el tiempo en diabetes tipo 2 y otras complicaciones metabólicas.
Entre las personas con mayor riesgo se encuentran quienes tienen antecedentes familiares de diabetes, exceso de peso, poca actividad física o ciertos trastornos hormonales. Aunque en muchos casos la resistencia a la insulina no presenta síntomas evidentes, puede manifestarse con cansancio, aumento de peso abdominal, dificultad para perder peso o niveles elevados de glucosa en ayunas.
El diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre, y el tratamiento se centra en cambios en el estilo de vida, como una alimentación equilibrada, ejercicio regular y control del peso. En algunos casos, pueden utilizarse medicamentos que mejoren la sensibilidad del cuerpo a la insulina.
La doctora De Filippis concluye que la detección temprana y la intervención oportuna son clave para revertir esta condición y prevenir complicaciones mayores.



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